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Reyes para el siglo XXI


La transformación de España ha sido considerable bajo el reinado de don Juan Carlos I. En palabras del filósofo Julián Marías, “del régimen anterior no queda nada, pero de España queda todo”.

La aceleración de ese proceso democrático ha sido bien visible en los últimos años. La elevación del nivel de vida, el ámbito de libertad, las posibilidades de realización de cada indivi-duo o grupo se han multiplicado más de lo que hubiera sido imaginable.

Si se piensa en lo que es la figura internacional de España, su función en el conjunto de Europa y del mundo, el peso que realmente tiene, se cae en la cuenta de que es algo inmensamente superior a lo que se perdió desde la invasión napoleónica de 1808.

El reinado de don Juan Carlos se inició el 22 de noviembre de 1975, dos años después de la muerte del general Francisco Franco. Desde los primeros días su misión fue instaurar una democracia en España por medio de lo que se ha venido en conocer como Transición. En estrecha colaboración de su mentor de juventud, Torcuato Fernández Miranda, y el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se pasó de un régimen autoritario a una verdadera democracia, obra que culminaría con la promulgación de la Constitución en 1978.

Príncipe Felipe

Citamos a la inversa el famoso dicho originario de la Revolución Francesa: “el rey no go-bierna, pero reina”. Así, cuando el príncipe Felipe suceda a su padre el rey, se enfrentará a los retos de un mundo globalizado y, como expresó en una entrevista reciente, deberá ganarse su puesto todos los días.

Las funciones de arbitraje y moderación entre los tres poderes básicos de una democracia: el legislativo, el ejecutivo y el judicial; así como la representación de la nación y la sensibi-lidad con el sentir de los ciudadanos, son los principales objetivos a los que debe dedicarse un monarca.

Aunque el heredero de la corona no tiene funciones constitucionales determinadas, al finalizar sus estudios universitarios el príncipe inició una serie de visitas a las diferentes instituciones del Estado y organizaciones internacionales. Asimismo, fue asumiendo funciones que ejercía el rey como la asistencia a la toma de posesión de los presidentes de Hispanoamérica, y reuniones con otros líderes mundiales en su progresiva preparación como futuro jefe de Estado.

Enlace real y un nuevo sucesor

Tras su enlace matrimonial, las visitas de los príncipes por las diferentes comunidades autónomas de España se han multiplicado en un intento de conocer las particularidades de la nación. Este contacto con los ciudadanos es acogido positivamente y doña Letizia, nacida en una familia de clase media, aporta naturalidad y cercanía.

La sucesión a la corona reserva a los hombres la prevalencia frente a la mujer en el mismo grado. Ahora, con el nacimiento de un sucesor, se discute acerca de la posibilidad de modificar este precepto con la finalidad que el primer nacido sea el futuro rey o reina, sin consideración del sexo.

El nacimiento de un hijo es motivo de satisfacción en cualquier hogar y más en este caso tratándose de la primera familia del país. Cinco siglos de historia en común de España nos contemplan.

Árbol genealógico


Juan Carlos I

Nació en Roma el 5 de enero de 1938, donde la familia real estaba exiliada y mientras España se debatía en la Guerra Civil.

Durante su infancia vivió en el extranjero de manera modesta bajo la guía de sus padres, los condes de Barcelona don Juan y doña María de las Mercedes de Borbón, quienes le transmitieron el amor hacia su lejana patria que no conocería hasta 1948 cuando, a los 10 años de edad, su padre le envía a España para que recibiera formación escolar y militar.

Sus primeros años son duros, pues el ambiente es hostil y su familia está lejos. El joven príncipe recorre la geografía española y toma contacto con los ciudadanos y empieza a adquirir obligaciones de Estado.

Reina Sofía

En 1962, Juan Carlos I contrajo matrimonio en Atenas con la princesa Sofía de Grecia, hija de los reyes Pablo I y Federica.

Nacida el 12 de noviembre de 1938, doña Sofía también conoció el exilio durante la Segunda Guerra Mundial hasta que en 1946 la familia real griega regresó a Atenas donde la princesa Sofía cursó estudios de puericultura, música y arqueología, aficiones que sigue cultivando a lo largo de los años.

Infanta Elena

No tardaría en llegar la primogénita de los reyes, la infanta Elena cuyo nombre se inspira en el país de origen de su madre. La infanta Elena nació en Madrid en 1963 y también heredó de su madre la predilección por los niños, pues cursó estudios de magisterio.

En 1995 contrajo matrimonio en Sevilla con Jaime de Marichalar, miembro de una familia noble de Castilla con quien tiene dos hijos: Felipe (1998), con cuyo nacimiento empieza la undécima generación de la dinastía Borbón en España, y Victoria (2000).

Infanta Cristina

La infanta Cristina nació en 1965 y su nombre se inspira en el de la madre de Alfonso XIII, y es licenciada en ciencias.

En 1998 contrajo matrimonio en Barcelona con Iñaki Urdangarín, jugador de balonmano del equipo de la ciudad. Son padres de cuatro hijos. Juan (1999), Pablo (2000), Miguel (2002) e Irene (2005).

Felipe de Asturias

El heredero a la corona no nacería hasta 1968 cuando el príncipe Felipe (en honor del primer Borbón que reinó en España, Felipe V, en 1700) ve la luz en Madrid.

Su formación, desde muy joven, está orientada a su preparación como rey, tanto desde el punto de vista educativo con estudios de derecho, ciencias económicas y maestría en relaciones internacionales, como desde la perspectiva militar, pues el príncipe estudia en las academias de los ejércitos de Tierra, del Aire y en la Armada.

En 2004 contrajo matrimonio con doña Letizia Ortiz, prestigiosa periodista de televisión nacida en Asturias, de cuya comunidad es originario el título que ostenta el heredero a la corona.

Actualmente están esperando a su primer hijo, quien, después de don Felipe, algún día se convertirá en soberano de España.

Publicado en la revista Protocolo, noviembre de 2005