Probablemente en 1978 se hizo todo lo que se podía, de acuerdo con la diversidad ideológica y los riesgos de involución del momento. Aquel fue un acto de generosidad y renuncia para mucha gente, presidido por el ferviente deseo de vivir, por fin, en paz y libertad, deseo que cristalizó en el famoso consenso sobre los principios básicos en los que se debe asentar la convivencia de un pueblo, los derechos de sus ciudadanos y las normas de funcionamiento básico de sus instituciones. Veinticinco años después de aquel histórico acto de concordia colectiva, ¿se ha quedado estrecho el marco constitucional? ¿Toca o no cambiar la Constitución? Admitiendo como normal que cada partido, incluso que cada español, tenga su punto de vista al respecto, una cosa habría que pedir a quienes reclaman cambios más o menos urgentes en la Carta Magna: que esos cambios se hagan con el máximo consenso posible, teniendo en mente el objetivo supremo de la convivencia y el bienestar de los españoles y no olvidando que volver a abrir de par en par la puerta a los viejos demonios familiares históricos de los españoles más que un error sería un crimen. Porque tenemos memoria, debemos evitar a toda costa volver a vivir los peores momentos de nuestra Historia. ¿Qué es y qué significa España? Pregunta imposible de responder en palabras pues muy probablemente existen tantas ideas de España como españoles viven y han existido desde la Reconquista de los Reyes Católicos. El insigne escritor José Ortega y Gasset respondía: "España es un
remolino de polvo en el camino de la historia después de que un gran
pueblo haya pasado al galope". Fuente de los textos constitucionales: www.constitucion.es |