El primer servidor de los españoles

Alfonso García Torres, 25 Diciembre 2014

El discurso de Navidad del Rey ha suscitado especial expectación por ser el primero de Felipe VI desde su proclamación hace poco más de seis meses. Se esperaban cambios en la puesta en escena y en las palabras que dirigiría a la Nación en este “tiempo nuevo” para la Monarquía renovada que anunció ante las Cortes Generales el 19 de junio de 2014.

Don Felipe inició sus palabras con una sonrisa, consciente del impacto que suponía para tres generaciones de españoles verle a él por primera vez después de 39 años de que la imagen que entraba en los hogares españoles antes de la cena de Nochebuena fuera la de su padre. Y precisamente empezó dando las gracias por abrirle las puertas de nuestra casa.

Inmediatamente después empezó a desgranar los temas candentes de actualidad que todos esperábamos, por este orden: corrupción, crisis económica y conflicto territorial para a continuación hablar de esperanza en el futuro y el papel de la Corona al servicio de España.

El Rey habló de los citados temas de manera directa, entrando al meollo de los problemas sin florituras. Fue duro criticando los casos de corrupción “debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción” haciendo un llamamiento a la regeneración de nuestra vida colectiva.

Como suele ser habitual, el paro fue uno de los motivos de preocupación del Rey. Destacó que los índices de desempleo son todavía inaceptables, mensaje que parecía directamente dirigido al Gobierno, que en fechas recientes anunciaba que la crisis era cosa del pasado. Cabe señalar que el mensaje de Navidad del Rey, a diferencia de otros discursos institucionales que pueden ser escritos por asesores del Gobierno, se elabora directamente en La Zarzuela y expresan con más precisión el punto de vista personal del Rey. Por este motivo, ayer Don Felipe dijo que aún hay muchos españoles que viven sumidos en la crisis si bien estamos recuperando el crecimiento económico.

El tercer tema de mayor actualidad fue el correspondiente a la tensión territorial. Por primera vez, a diferencia de los mensajes del anterior Rey en los que se refería a la unidad y a la defensa constitucional de una manera genérica, Don Felipe citó directamente y sin ambages a Cataluña. Además de defender la legalidad constitucional que garantiza la unidad de España, apeló a los sentimientos “Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser. Por eso me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Nadie en la España de hoy es adversario de nadie.”

Después de tratar los temas espinosos, el Rey se refirió a su proclamación y citó por primera vez a Don Juan Carlos. Tal vez se echó en falta algunas palabras de homenaje a su reinado y por supuesto a la contribución de la Reina Doña Sofía, si bien a continuación hizo la única concesión al pasado afirmando que “no partimos de cero, ni mucho menos, y, por ello, no debemos olvidar lo que hemos conseguido juntos con grandes esfuerzos y sacrificios, generación tras generación; que es mucho y lo debemos valorar con orgullo.”

La parte final del discurso quiso ser un alegato a ver el futuro con optimismo, valorando todo lo bueno que ya tenemos para seguir avanzando para mejorar. Los grandes retos que señaló el Rey son “Regenerar nuestra vida política, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del Bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad.” Y para conseguirlos, Don Felipe aseguró “estaré siempre a vuestro lado como el primer servidor de los españoles.”

Por último, el Rey felicitó la Navidad, en nombre de la Reina, de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía, en las lenguas de todos los españoles que le escuchábamos: castellano, vasco, catalán y gallego.

Este discurso sigue la misma línea trazada en la proclamación del Rey así como las siguientes intervenciones como en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Una nueva visión de un Monarca joven que, sin olvidar la trascendencia histórica de la Corona y el régimen constitucional que la ampara, quiere buscar un nuevo significado a la Institución para que siga siendo útil dando la vuelta a la famosa frase que define el papel de una monarquía constitucional “El Rey no gobierna, pero reina”.

Desde hoy, al referirnos al Rey no será necesario añadir el nombre a continuación como se suele hacer desde hace seis meses para evitar confusiones. Todos sabemos que el Rey es Felipe VI.

Texto íntegro del discurso