El castellano hace más leve el castigo de Babel
(Don Juan Carlos I)


La cultura de un país o grupo se puede ver como un flujo continuo, con energías creativas de nuevos talentos contribuyendo al cambio. En un momento determinado, la cultura es una compleja amalgama de glorias pasadas y de tendencias de vanguardia.

Esto es válido para cualquier sociedad; pero pocas sociedades como la española poseen una cultura tan cercana a la realidad del día a día y a la vez tan profundamente arraigada en la tradición popular. Los grandes nombres de las artes españolas han sido personajes fuertes, con valor suficiente para romper con las normas establecidas, y se han envuelto en la sociedad en la que vivían y a la que reflejaban. Piénsese en Goya y Velázquez en la pintura, Cervantes y Quevedo en literatura, Falla y Albéniz en música.

Este carácter tan español ha levantado una cultura auténticamente española, cuya herencia se ha enriquecido por las muchas influencias externas de las que ha sido objeto en el transcurso de su larga historia. La posición geográfica de la Península Ibérica la ha convertido en un puente natural entre las culturas del norte y sur de Europa y África. Las vicisitudes de la historia la han transformado en un punto de encuentro para muchas culturas diferentes. Por ello, su herencia cultural ofrece gran riqueza y diversidad, y se observa en ella la huella humana de un pasado intenso y agitado. También es destacable la riqueza pluricultural de España gracias a las comunidades autónomas que la integran y aportan una lengua, una tradición y una cultura propia enriqueciendo la fuente cultural de todos los españoles.
También se integra a la cultura española la estrecha relación que se conserva con los pueblos Sudamericanos que integraron el antaño glorioso Imperio Español.