¿Qué es España? España es un remolino de polvo en el camino de la Historia
después de que un gran pueblo haya pasado al galope
(José Ortega y Gasset)

Plaza de España, Sevilla


Uno de los aspectos más característicos de la historia antigua de España es la sucesión de oleadas de diferentes pueblos que se extendieron por toda la Península. Los primeros en llegar fueron los íberos, un pueblo del norte de África. Después llegaron los celtas, un pueblo típicamente ario, y de la fusión de los dos surgió una nueva etnia, los celtíberos, que se agruparon en varias tribus (cántabros, astures, lusitanos) que dieron nombre a sus respectivos territorios. Los siguientes en llegar, atraídos por la riqueza minera, fueron los fenicios, que fundaron varias plazas comerciales a lo largo de la costa, la más importante de las cuales fue Cádiz. Después vinieron los griegos, que fundaron varias ciudades, entre las que se encontraban Rosas, Ampurias y Sagunto. En su lucha contra los griegos, los fenicios llamaron a los cartagineses, quienes a las órdenes de Amílcar Barca, se apoderaron de la mayor parte de España. Fue en esta época cuando Roma inició una disputa fronteriza en defensa de las zonas de influencia griega: Y así comenzó en la Península la segunda guerra púnica, que decidió el destino del mundo de entonces. Tras la victoria de Roma, Publio Escipión, "El Africano", comenzó la conquista de España, que iba a estar bajo dominio de Roma durante seis siglos.

Una vez que la Península fue completamente sometida, hubo una romanización de gran magnitud, Roma legó a España cuatro grandes instituciones sociales: la lengua latina, el Derecho romano, los municipios y la religión cristiana así como una huella cultural inborrable con el paso de los siglos.

Tras la caída del Imperio Romano los suevos, los vándalos y los alanos entraron en España, pero fueron derrotados por los visigodos, que a finales del siglo VI ocuparon prácticamente toda la Península.

A comienzos del siglo VIII los árabes se introdujeron por el sur. Conquistaron el país rápidamente excepto un pequeño baluarte del norte que se convertiría en el punto de partida para el inicio de la Reconquista con la victoria de Don Pelayo sobre el ejército musulmán en Covadonga (718), que no culminó hasta ocho siglos más tarde. La época de dominación musulmana se divide en tres periodos: el Emirato (del 711 al 756), el Califato (756-1031) y los Reinos de Taifas (pequeños reinos independientes)(1031-1492).

El matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, preparó el camino para la unión de los dos reinos y marcó el comienzo de un período de creciente éxito para España ya que durante su reinado, Granada, la última fortaleza de los árabes en España, fue conquistada y a la vez, en el mismo año histórico de 1492, las carabelas enviadas por la Corona de Castilla bajo el mando de Cristóbal Colón descubrieron América. Las Islas Canarias se convirtieron en territorio español (1495), se afirmó la hegemonía de España en el Mediterráneo en detrimento de Francia con la Conquista del Reino de Nápoles, y Navarra se incorporó a la Corona.

Los dos siglos siguientes, el XVI y el XVII, fueron testigos de la construcción y el apogeo del Imperio Español, a resultas de lo cual, el país se convirtió en la primera potencia del mundo bajo la época de los Austrias y la política europea giró en torno a él.

La Guerra de Sucesión a la Corona de España (1701-1714) marcó el fin de la dinastía de los Habsburgo y el comienzo de los Borbones. El Tratado de Utrecht de 1713 formalizó la ocupación británica del Peñón de Gibraltar, dando lugar a una situación colonial anacrónica que todavía persiste hoy y constituye la única disputa entre España y el Reino Unido.

En 1808 José Bonaparte se instaló en el trono de España tras la invasión napoleónica, aunque la fiera resistencia del pueblo culminó con la restauración de los Borbones en la persona de Fernando VII.

En 1873 el breve reinado de Amadeo de Savoya terminó con su abdicación y se proclamó la I República. Sin embargo, un pronunciamiento militar restauró la Monarquía en 1875 y Alfonso XII fue proclamado rey de España. Su hijo Alfonso XIII le sucedió en 1886, aunque su madre, la reina María Cristina de Habsburgo actuó como Regente hasta 1902, cuando fue coronado el Rey.

Antes de esto una breve guerra contra Estados Unidos concluyó con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, completando así la disolución del Imperio Español.

En las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 en las grandes ciudades españolas, los candidatos que apoyaban la Monarquía habían sido derrotados. En las circunscripciones rurales los monárquicos obtuvieron suficiente poder como para asegurarse una mayoría en el conjunto de la nación. En la noche del día siguiente a las elecciones se congregaron en las calles de Madrid grandes multitudes. Los amigos en los que el Rey más confiaba le aconsejaron que abandonara la capital sin demora para evitar un baño de sangre. En consecuencia Alfonso XIII se marchó de España y se estableció la Segunda República el 14 de abril de 1931. A lo largo de sus cinco años de vida atravesó por todo tipo de conflictos políticos, económicos, y sociales, que inexorablemente dividieron a la opinión en dos partes irreconciliables. El clima de violencia creciente culminó el 18 de julio de 1936 con un levantamiento militar que condujo a una trágica guerra civil que no terminó hasta tres años más tarde.

El 1 de octubre de 1936 el general Franco se aupó al poder como Jefe del Estado y comandante supremo de los ejércitos. El Estado Español se embarcó en un periodo de cuarenta años de dictadura, durante la cual la vida política del país se caracterizó por la ilegalidad de todos los partidos políticos con la excepción del Movimiento Nacional. Franco murió en 1975 poniendo fin a un periodo de la historia de España y abriendo camino a la restauración de la Monarquía con la subida al trono del actual Rey de España, Juan Carlos I de Borbón y Borbón.

La labranza de los pueblos para la libertad exige agotadoras jornadas de tenacidad y equilibrio. Lento es el germinar de la convivencia libre. El joven Rey da las medidas con creces del Monarca moderno y prudente y se estableció pronto como un resuelto motor del cambio hacia una democracia de estilo occidental a través de un cuidadoso proceso de reforma política que derogó las estructuras legales del franquismo. Aldolfo Suárez, Presidente del segundo gobierno de la Monarquía (julio de 1976) condujo con determinación y destreza con la ayuda, ciertamente, de un amplio consenso social, la llamada transición a la democracia que, después de atravesar diversas etapas (reconocimiento de las libertades fundamentales, partidos políticos, incluido el Partido Comunista, los sindicatos, una amnistía de los delitos políticos, etc.), culminó con las primeras elecciones parlamentarias democráticas en 41 años el 15 de junio de 1977. Las Cortes elegidas decidieron comenzar un proceso constituyente que concluyó con la aprobación de una nueva Constitución, ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978.

La Constitución Española, que fue aprobada unánimemente por el Parlamento y votada por el 87% de los ciudadanos en un referéndum celebrado el 6 de diciembre de 1978, estipula en un su artículo 1 una Monarquía Parlamentaria dentro del clásico estilo liberal europeo, con ciertas peculiaridades a tener en cuenta en la situación española.

El artículo 1 establece:

1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3. La forma política del estado español es la Monarquía Parlamentaria.

La Constitución estipula la separación entre legislativo, ejecutivo y judicial y respalda institucionalmente al Rey como Jefe del Estado y jefe supremo de las Fuerzas Armadas.

La estabilidad de la democracia española se ha beneficiado también del apoyo incondicional de la Corona. En la restauración de la Monarquía en España el rey Juan Carlos I ha demostrado inteligencia y sensatez, hasta el punto de situar el buen nombre de la Monarquía en el nivel más alto de la historia moderna de España, tanto entre los propios españoles como en otros países. El estilo abierto y directo de la Familia Real, su sencillo estilo de vida, la ausencia de Corte Real y el apoyo dado por el Rey, la Reina, el Príncipe y las dos Infantas a numerosas causas morales y humanitarias han tenido como consecuencia el emplazamiento de la Corona por encima de confrontaciones políticas e ideológicas, todo ello en muy pocos años, convirtiéndose en la garantía última de las instituciones y valores democráticos.

Entre 1980 y 1982 las regiones de Catalunya, País Vasco, Galicia y Andalucía aprobaron estatutos de autonomía y eligieron sus respectivos parlamentos. En enero de1981 el presidente del Gobierno Aldolfo Suárez dimitió y fue sustituido por Leopoldo Calvo-Sotelo. El 23 de Febrero de 1981, un grupo de guardia civiles capitaneados por el teniente-coronel Antonio Tejero secuestran el Congreso y ponen a la recién estrenada democracia al filo de la ruptura. La intervención del Rey ordenando el restablecimiento del orden democrático fue fundamental para la salvación de la democracia. El Rey embrida los corceles del progreso para evitar que se desboquen.

El 27 de agosto de 1982 Calvo-Sotelo presentó al Rey el decreto de disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones generales para el 28 de octubre. La victoria en las urnas fue para el Partido Socialista Obrero Español y su secretario general Felipe González.

El Partido Socialista ganó también las elecciones de 1986, 1989 y 1993. En 1996, cuando el clima de crispación provocado por incontables casos de corrupción es insostenible, se convocan elecciones para el 3 de marzo. El Partido Popular (de centro-derecha) liderado por José María Aznar llega al Gobierno, iniciando una nueva página en la historia de España consiguiendo el objetivo casi inimaginable unos pocos meses antes, de entrar en la primera fase del euro y situando a España en la vanguardia de los países europeos gracias a la revitalización de la economía.