Un sorbo de té y 56 años de reinado

Las cinco campanadas del reloj del palacio de Buckingham pasaron desapercibidas ayer tarde, sin que nada sugiriera que la reina Isabel acababa de entrar en el libro Guinness de récords como la soberana reinante más longeva en toda la historia inglesa, desde que Guillermo el Conquistador ascendió al trono tras la batalla de Hastings en 1066. No hubo conmemoración, sólo un sorbito de té de Ceylán que ya empezaba a quedarse frío.

Los 56 años de reinado de Isabel II han visto un cambio radical del país, desde la pobreza de la posguerra al confort y la obsesión por la seguridad del siglo XXI. En 1952 una cuarta parte de las viviendas carecían de cuarto de baño, el alcohol era un lujo, las restricciones a la compra de divisas hacían que sólo los ricos pudieran viajar al extranjero, los homosexuales eran tratados como parias, había censura y pena de muerte, la discriminación laboral de las mujeres era aceptada, y para conseguir un divorcio había que probar la existencia de adulterio.

En el 2007 Inglaterra ya no tiene su imperio pero es un país próspero, las diferencias de clase han desaparecido en gran medida, en la última década ha llegado un millón y medio de inmigrantes, y el miedo al terrorismo islámico ha conseguido lo que no hicieron ni el independentismo irlandés ni los nazis: recortar las libertades civiles incluso más de lo que pronosticó George Orwell.

Habría sido imposible imaginar la Inglaterra actual aquel día de hace más de medio siglo en que la joven princesa estaba de viaje en África con su marido Felipe, y recibió la noticia de la muerte de su padre, Jorge VI. En realidad ni siquiera habría estado en la línea directa de sucesión de no ser por la abdicación de su tío Eduardo VIII, tras el escándalo de su matrimonio con la divorciada norteamericana Wallis Simpson. Un escenario muy plausible - que hubiera resistido las presiones, conservado el trono y tenido hijos- habría cambiado por completo la historia, y también el destino de Isabel.

La era victoriana y la segunda era isabelina - la primera fue en tiempos de Shakespeare- no podían ser más diferentes. Victoria observó desde el trono una revolución tecnológica y comercial que convirtió a Gran Bretaña en la máxima potencia, y desembocó en la expansión colonial. Pero todo ese poder y riqueza se habían evaporado cuando Isabel fue coronada pocos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, con las arcas del Tesoro vacías, millones de personas viviendo en chabolas y el país en virtual bancarrota.

Isabel II ha observado desde su atalaya el desastre de Suez, las nacionalizaciones del laborismo, el invierno del descontento, las privatizaciones de Thatcher, la cool Britannia de Blair, la muerte de Diana, los escándalos de la monarquía, el fin del imperio, la destrucción de las Torres Gemelas, el integrismo islámico, la victoria ideológica de los neocons y el sacrificio de las libertades en aras de la seguridad. Ha dado el poder a once primeros ministros, ofrecido un concierto público en el jardín del Palacio de Buckingham, concedido casi cuatrocientos mil títulos nobiliarios, viajado a ciento treinta países y dejado un mensaje en la luna. Es la única reina que ha escrito un email y pagado impuestos. Ha conocido 11 primeros ministros desde Sir Winston Churchill, uno de ellos, Tony Blair, nacido bajo su reinado.

Isabel II ha superado a la reina Victoria como la soberana
de más edad de la historia de Inglaterra.

Isabel II es el monarca más longevo del Reino Unido pero otros, como el saudí Abdalá, 82 años, son más ancianos. Aunque ya lleva 55 años en el trono, también otros la superan en eso, como el rey Bhumibol de Tailandia, que lleva 61 años reinando. Los dos están, sin embargo, aún por debajo de los casi 64 años de reinado de Victoria.

No nació sobre el papel para ser reina, pero, a los 81 años, se ha convertido en la más longeva que jamás han tenido las Islas Británicas, aunque su tatarabuela Victoria sigue habiendo reinado más tiempo, casi 64 años. Para igualar su marca Isabel II tendrá que esperar hasta el 9 de septiembre 2015, lo cual parece perfectamente factible dada su buena salud, los antecedentes familiares (la reina madre murió a los 101 años) y la escasa urgencia de su hijo Carlos por recibir el relevo, aunque cada vez tiene un papel ceremonial más importante.

La Reina, conocida así sin dudas en todo el mundo, continúa atendiendo cerca de 450 compromisos oficiales cada año y pasa cuatro noches a la semana en Buckingham Palace, considerado por la Familia Real como “The Office” (la oficina) y tres noches en el Castillo de Windsor, su hogar favorito.

Adaptación de los artículos de Andrew Pierce en The Daily Telegraph, el 17 de diciembre de 2007 y de Rafael Ramos el 21 de diciembre de 2007.

Familia Real Británica